¿Quién no recuerda a su primer maestro? La mayoría guarda con mucho cariño el recuerdo de esa persona que nos enseñó a leer y escribir, a pintar, jugar o aprender. En muchos casos era un maestro de profesión, en otros puede que se haya sido algún amigo mayor o quizá nuestro papá o mamá, según las zonas de nuestro país. En todos estos casos se trata del maestro, aquella persona que nos ha enseñado alguna vez algo en la vida. Al maestro no solo se le encuentra en la escuela, como digo, hay localidades en nuestro Perú que no tienen escuela, pero que por ahí alguien con vocación de enseñanza entrega su tiempo a los que necesitan aprender.
Claro que el 6 de julio siempre los colegios van a hacer una actuación y brindis por los profesores de profesión. Pero este día va más allá de lo profesional. La vocación de enseñanza trasciende el título a nombre de la nación, es una cuestión de mística, de entrega, de pasión. El maestro está comprometido con el servicio eterno de la sabiduría, por eso debe actualizarse constantemente y seguir capacitándose para enseñar mejor. Que el 6 de julio sea una fecha para honrar a aquellos buenos profesores, comprometidos con su país y con los que menos saben.
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